El triunfo, el gran reto del deporte en México

México se convirtió en el primer país latinoamericano en acceder a una final en Copa Davis, era el año de 1962 cuando el equipo comandado por Rafael Osuna en aquel entonces, rankeado número 1 del mundo en compañía de Antonio Palafox vencieron a la India en un momento lleno de curiosidades y es que, fue Octavio Paz quien en su rol de diplomático y embajador de México en la India logró gestionar los acuerdos de una aventura que tiene tintes cinematográficos.
México enfrentaba a la India y debido al conflicto armado con China, horas antes la sede se modificó de Nueva Delhi a Madrás, el trayecto de 52 horas fue una aventura épica para el equipo mexicano y es que, en palabras de Paz a la escritora Alejandra Pizarnik todo se volvió surrealista: “En Madrás visité santuarios, selvas, burdeles, playas y canchas de tenis”.
Después de la travesía y como justa recompensa México vencería 5 – 0 a la India y con eso, consagraría la leyenda que hoy es digna de ser contada y que llena de gloria a nuestro golpeado tenis mexicano a pesar de tener un marcador adverso contra Australia en la final, en el 2023 volvió a jugar en el Grupo Mundial de Copa Davis y en este 2024 nos tendría la grata sorpresa de una dupla de mexicanos jugando en el sagrado césped de Wimbledon una final tan sólo 33 años después de que Leonardo Lavalle fuera el último.
Este preámbulo era importante para que entendiéramos la importancia de lo que representa el pasado domingo en donde Santiago González con Giuliana Olmos perdieran la final por marcador de 6-4 y 6-2.
Wimbledon, el torneo más viejo de tenis en la historia, merece más mexicanos, merece a tenistas que le hagan honra al primer país latinoamericano en jugar una final de Copa Davis.
Y es que, si de literatura y cultura se trata, nos pintamos solos teniendo tantas anécdotas sobre la derrota que hoy se vuelven momentos que merecen ser contados de forma poética. Hagamos de la victoria poesía.