Te quiero mucho, Necaxa

Siempre me resultó fascinante saber que el nombre del Necaxa provenía de una presa que estaba en la Sierra Norte de Puebla y que además, Luz y Fuerza del Centro mediante su gerente, un escocés excéntrico de nombre William H. Fraser, ordenó la creación de los famosos Rayos que antes de cumplir su primera década de existencia se convirtieron en el primer Campeonísimo del Futbol Mexicano al ganar la liga y la Copa México en 1932.

El papel que cumple el Necaxa dentro de nuestro folclórico fútbol es único en su tipo: cuentan que, era un privilegio ver a los Rayos en la cancha, que como auténticas centellas en el cielo lograban plasmar una idea de juego que rompió paradigmas en la época, situación que los hizo ganarse el mote de “Los Once Hermanos”, eran simplemente sinfonías perfectas entre cada pase.

Cuando era niño recuerdo perfectamente al equipo emblemático que primero dirigió Manuel Lapuente  y después Raúl Arias, un equipo que fascinó al mundo entero venciendo al Real Madrid en el primer Mundial de Clubes en el año 2000. Recuerdo mis gritos, mi emoción al ver a jugadores como Agustín Delgado y el maravilloso “Rayo Mayor, el eterno Alex Aguinaga”.

El Necaxa siempre ha sido un equipo sui géneris, uno que dentro de su alcance tiene fanáticos que han marcado historia, desde Don Ramón hasta Juan Villoro, pasando por Jorge Ortíz de Pinedo, todos comparten un mismo simbolismo, la electrizante pasión por el rayo.

Hoy cumple 100 años y en la línea discursiva de la pasión futbolera siempre habrá momentos que nos hagan recordar la magia de esos instantes que cautivan de forma maravillosa a nuevos aficionados, hoy desde la hermosa ciudad de Aguascalientes.

Que pronto regresen los años de gloria. Gracias por todo, Necaxa.