Hasta pronto, Fernando

Creo que esta será la columna deportiva que menos hable de deporte y es que, hablar de Fernando Valenzuela es hablar de un embajador, no sólo de México, de todo América Latina que fue capaz de derribar prejuicios y convertirse en un fenómeno y es que, las muertes poéticas existen y ayer fuimos testigos, 43 años después los Yankees enfrentan a los Dodgers en una Serie Mundial, como sucedió justamente cuando Fernando empezó a construir su leyenda.

Y es que, esa victoria fue el envión anímico que esa franquicia necesitaba para convertirse en campeones, Fernando bateaba, siempre oportunamente pero, era dueño de un brazo privilegiado, no hablaba inglés y se comunicaba con sus pocas palabras con Tom Lasorda pero, hablemos de un personaje fundamental en la historia que construyó Valenzuela, el icónico Mike Brito, un scout de los Dodgers que por sólo 120 mil dólares lo llevó a las Ligas Mayores.

¿Cómo le contaré a todos la leyenda de Valenzuela? No sé, pensemos que, posiblemente en ese lugar llamado el Valle de San Fernando en California, hoy, se esté hablando de milagros no sólo porque Valenzuela logró convertirse en leyenda, tampoco porque le dio voz a los latinos cuando menos lo esperaban, mucho menos porque construyó la identidad latina de los Dodgers, se hablará de Fernando y se contará a todas las generaciones porque fue un ser humano ejemplar, carismático y humilde que le dio a Sonora un verdadero ejemplo de superación. 

El deporte mexicano está de luto pero, también están de luto todos los diamantes de béisbol porque se apagó el brillo en vida pero, naturalmente se volvió una estrella (aún más grande).

Con Fernando no podemos hablar de leyendas, porque lo era en vida. Hoy se convirtió en esa historia que merece ser contada a todos, como: “Hubo un día, que un mexicano puso a Los Ángeles a sus pies, todos gritaban su nombre y lo repetían con fervor”

Tan poético que morir y haber jugado en Los Ángeles te hace brillar aún más, tu legado es eterno, hasta pronto, Fernando Valenzuela.